martes, 21 de agosto de 2007

ANSIEDAD DE PADRES, PERJUICIO DE HIJOS

En el transcurso de los últimos años, casi sin darnos cuenta embarcados en la búsqueda constante del más mínimo detalle, para encontrar siempre la mejor manera de mejorar y perfeccionar a nuestros niños, han pasado una cantidad importante de chicos por nuestras filas quienes por desición "propia" han dejado la práctica del deporte en nuestra institución. Encontramos pues revisando los antecedentes, que como excusa mas frecuente está la de que no se le brindan oportunidades o no encuentran su espacio. Estas consideraciones estan referidas sin duda a la parte de competencia de la Institución, la que desde algun tiempo es encarada por todas las Instituciones participantes con el mayor de los rigores. En lo personal es un tema siempre presente, de análisis y de debate, buscando las líneas más delgadas entre formación y competencia. Sumergido en la borágine de análisis, planificaciones y entrenos siempre hubo tiempo de reflexión para cada uno de los casos de mención, aunque nunca trate de convencer a nadie acerca de lo que consideré lo mejor para cada uno de esos chicos. Nuestra Institución desde sus comienzos y afianzada aún más con la presente conducción sentó sus bases sobre la idea de ser una "Escuela de Fútbol Infantil", procurando cumplir un proceso de constante evolución que determinara que un chico que se iniciase con edad de entrenamiento cero, llegara al final del ciclo en óptimas condiciones para continuar la práctica del deporte en las divisiones juveniles. Esa sigue siendo pues nuestra razón de ser. En la experiencia recojida en muchos años de entrenar, se fue amoldando la idea de que en la competencia, los resultados deberían estár a consecuencia de un proceso de trabajo y no la busqueda del resultado por si solo. Asi lo hemos hecho en nuestra casa y así hemos recojido muchos éxitos deportivos, que no son los lindos trofeos que tenemos en las vitrinas del club, sino que son la cada uno de los jugadores surgidos de nuestro club que se encuentran jugando en las divisiones inferiores de nuestro fútbol, en camino por que no, de ser jugadores profesionales de nuestro pais. En esa filosofía que práctica nuestra Institución y en la ejecución de grandes planificaciones anuales, hemos logrado conjuntar los éxitos institucionales con los éxitos de los chicos. Seguro es, que habrá en el futbol infantil en general, espacios más recreativos que el nuestro, y si la apuesta es solamente la recreativa o la de una práctica deportiva saludable, bienvenida sea la busqueda de otro espacio, ahora si la apuesta es formativa dudo mucho que el cambio sea para bien, será igual, dudo que mejor. Y no es cuando al no jugar un fin de semana o en el banco de suplentes alternando, que no le damos oportunidad a un chico de formarse, pues le estamos dando al chico cada día más en cada entrenamiento y él con su esfuerzo va dando grandes pasos hacia adelante. Y ni siquiera nos detenemos a pensar en cuestiones lógicas que son las diferentes etapas de maduración tanto síquicas, físicas y técnicas de los niños que hacen que unos estén un paso adelante hoy, pero en la misma línea en un tiempo, y no lo esperamos. Es entonces pues que no le damos oportunidad al niño cuando los papás toman el camino más fácil, el de partir y encontrar un lugar donde poder jugar los fines de semana sin importar a costa de qué. Y a partir de allí todo aquello que el propio niño por sí solo a ganado para sí se lo damos a perder por ansiedad.
Sabemos que con los niveles de entrenamiento que manejamos en la actualidad y solo entrenando, los chicos mantienen una forma más que aceptable en todas las capacidades, entonces, vale la pena desechar todo por dos fines de semana?, por un mes? por lo que sea?.
No sería más conveniente confiar en nuestros niños, en su esfuerzo y en el trabajo, apoyarlos en sus momentos bajos, mantener un contacto fluído con entrenadores, estar al tanto y ver que nuestros niños están en buen camino?.
Creo pues que en general las suposiciones muchas veces ganan al razonamiento lógico, y que la ansiedad de los padres terminan sin quererlo en perjuicio de los niños.

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